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RETRATO MARCIANO

 

  Bajé de mi nave con la idea de que no me iría tan mal aquí.

Un grupo de humanoides rodeaban mi nave y la miraban con admiración, como si nunca la hubieran visto en su vida. Al verme, soltaron un chillido impresionante. Pensé que me explotaría la cabeza. No les presté atención y seguí caminando.

  Caminé y caminé, hasta que encontré un lugar muy hermosamente decorado. Desde afuera se veían luces de muchos colores y muchas voces como si toda la especie humanoide estuviera aquí reunida. Me adentré en el lugar. Rasqué mis ojos al no ver con cierta claridad. Todos estaban reunidos alrededor de un niño, quien sonreía mientras los demás hacían sonidos desagradables para mis oídos. Todos llevaban el mismo ritmo, bueno, casi. Hasta que en un momento todos terminaron y luego empezaron a chillar. Me acerqué más hacia aquel “círculo" y observé al niño que miraba con deseo una cosa rara que no podría describir. El niño sopló sobre unos palos encendidos que se encontraban sobre la misma y todos chillaron de vuelta.

  Luego de eso me di vuelta, y volví por donde había llegado.

  Al llegar a mi hogar, Marte, me dirigí hacia mi familia para contar todo lo que había presenciado. Y por supuesto, les dije que no volvería... ¡Ellos chillan mucho!

 

 

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